domingo, 6 de septiembre de 2015

ENSAYO CRITICO DEL LIBRO "EL HOMBRE BICENTENARIO"

  



Anteriormente, ya había tenido la oportunidad de leer uno que otro libro de Isaac Asimov, considerado por muchos el padre de la ciencia ficción. No por nada se ha ganado semejante galardón. Un visionario ruso que a partir de sus libros retrato de alguna manera el futuro en el cual nos situamos hoy en día. En sus libros genera una mezcla audaz entre la humanidad y la tecnología, representada mayormente por personajes robóticos.

Así bien, por medio de la presente asignatura en curso, tengo la oportunidad de presentar el siguiente ensayo basado en uno de los libros quizás más emblemáticos de Isaac Asimov: “El Hombre Bicentenario”; del cual a su vez, rescataré los hechos, valores, y enseñanzas más destacables mediante mi punto de vista crítico.

Iniciando el siguiente ensayo, hago mención de manera muy resumida el contexto del libro con las escenas más importantes: Andrew Martin (nuestro protagonista) es un robot al servicio de la familia Martin, compuesta por Gerald Martin (el señor y padre de familia), la señora, la señorita y la niña (llamada Mandy, la cual a futuro tendría un hijo llamado George, y este a su vez, tendría un hijo llamado Paul – el último de la familia Martin -). A lo largo del libro, se narran las desventuras por las cuales nuestro protagonista debe pasar para llegar a completar cada uno de sus metas propuestas. Inicialmente, la libertad. Luego, luchó por obtener algunos derechos para los robots (los cuales no siempre eran acatados por los demás inicialmente). Más adelante, Andrew escribió un  libro sobre robots. Posteriormente, alcanzaría una de sus metas clave como convertirse en androide (un robot con aspecto más humano, es decir, un ser casi orgánico), siendo este el paso más importante para su objetivo final trazado: ser aceptado en la sociedad como “HUMANO”. ¿Una idea descabellada? Quizás sí, sobre todo en la sociedad en la cual lo rodeaba.


A todo esto, no hay que olvidar que Andrew Martin no era un robot común y corriente: poseía grandes habilidades y talentos, inicialmente descubiertos por el patriarca de la familia Martin.
Todo empezó cuando el Sr. Gerald Martin descubrió el talento de Andrew haciendo pequeños objetos tallados en madera. Constantemente, consultaba la biblioteca en busca de diccionarios o libros de apoyo para entender el comportamiento humano entre otras cosas. En fin, era un robot dotado de inteligencia. Si esto, lo relacionamos con nuestra actualidad, podríamos considerarlo como poseedor de I.A. (Inteligencia Artificial), un don por el cual los robots y otros objetos mecánicos tienen inteligencia propia, con el fin de resolver problemas cotidianos o valerse por sí mismos para desarrollar ciertas actividades mediante una actitud y personalidad propia.

Andrew Martin era sencillamente fantástico. Esto tuvo como consecuencia que, la familia Martin le tuviera un gran aprecio, cariño y respeto hacia él. En pocas palabras, lo consideraban un miembro más de la familia. Sin embargo, partiendo desde un punto realista y objetivo, hay que resaltar y recordar que los robots “no tienen sentimientos” (al menos, no se ha logrado aún, convirtiéndose esto en el principal factor diferencial entre humanos y robots). Entonces, preguntémonos ¿Es acaso correcta o incorrecta la actitud de la familia Martin hacia Andrew? La respuesta está en nosotros mismos. 

Se dice, que en un futuro no muy lejano, los robots empezarán a convivir entre nosotros. Estos a su vez, serán empleados en diversas labores como domésticas, de oficina, de trabajo pesado, entre otros. Pero, a mi parecer, creo yo que los robots cumplirán una función mucho más importante que el trabajo: el de hacerle compañía al hombre.

Dicen que el perro es el mejor amigo del hombre, pues yo creo que el robot se convertirá en el mejor amigo del “hombre del futuro”.

Andrew Martin, más que un mayordomo o cualquier otro cargo que emulaba dentro de la familia Martin, era muy querido por la niña y los demás miembro de la familia. Fácilmente, se podía confundir con uno más de ellos. En la actualidad, existen muchas personas que han perdido miembros de su familia (ya sea por una guerra, enfermedad u otra catástrofe); así como personas que han quedado inválidas o padecen de alguna discapacidad. Estas personas, muchas veces necesitan aferrarse a algo, ya sea motivado por sus sentimientos o para cumplir alguna función determinada (como caminar o usar las manos). Es en esos casos en los cuales los robots jugarían un papel fundamental en la vida del ser humano. Siempre estarían al servicio de la humanidad. Sin embargo, hay que rescatar que, a través de la convivencia constante con los robots, los humanos adoptarían cierta empatía por sus compañeros metálicos. 

Y no sería del todo absurdo. Ya que el ser humano tiende a desarrollar emociones y sentimientos hacia todo aquello que le rodea, sobre todo, a ello que en cierto modo lo acompaña y ayuda en su día a día. Eso nos diferencia de los robots tal y como lo mencione líneas arriba: los sentimientos.
En fin. Dejando de lado esta premisa, pasemos a otro punto: la utilidad y beneficio de los robots en un futuro lejano. Definitivamente, ya sabemos que Andrew Martin era un robot superdotado de habilidades y otros talentos. Sin embargo, el escenario y la época en la cual transcurren los hechos, los robots ya formaban y componían gran parte de la sociedad de ese momento. Y muchos de ellos, se desempeñaban en cargos profesionales como el de cirujanos o recepcionistas. Obviamente, ese es uno de los objetivos de la robótica: cumplir determinadas funciones dentro de la sociedad humana, las cuales impliquen cierto riesgo o sean tareas que los humanos ya no quieran desarrollar por diversos motivos.

Hombres y robots trabajando en conjunto serán de gran ayuda en beneficio de toda la humanidad. Desgraciadamente, los robots serían de manera metafóricamente hablando “un arma de doble filo”. Si bien es cierto que ellos podrían ayudar en muchas actividades a los seres humanos, los mismos seres humanos correrían el riesgo de depender mucho de los robots, a tal punto que todo lo terminarían haciendo las máquinas, haciendo que el hombre se convierta en un ser dominado por el ocio y la inactividad.
 
Por ello, para lograr la máxima utilidad de los robots en beneficio del hombre, éste debe trabajar en constante armonía con las máquinas, ya que solo así se logrará alcanzar objetivos de manera más rápida y eficiente.

Ahora, a continuación, luego de haber mencionado algunos puntos y detalles importantes de esta gran obra, abarcaré cuatro de los aspectos quizás (a mi parecer) los más resaltantes tocados a lo largo de la lectura del libro. En ellos, me atrevo a decir, Isaac Asimov se centra y basa para dejarnos a nosotros como lectores una crucial e importante enseñanza, así como una fuerte valoración para todos aquellos que tengan la oportunidad de leer su obra.

Pues bien, estos cuatros aspectos fundamentales son: el valor de la libertad, el respeto, la igualdad en sociedad, y la convicción de cumplir nuestros objetivos y metas en un corto o largo plazo. Y todos ellos, bien representadas en mención nuevamente del protagonista del libro: Andrew Martin.

Definitivamente, para comprender mejor lo que digo, haré una confrontación entre los hechos sucedidos en el libro (el cual representen a cada aspecto mencionado anteriormente) con la sociedad actual en la que vivimos.

Inicialmente, tenemos a la libertad. La libertad es un don con el cual nacemos todos los seres humanos. Quizás, uno de los dones más preciados que tenemos (junto a la vida obviamente). Nada ni nadie debe privarnos de la libertad. Y eso, lo sabía perfectamente Andrew Martin. Aunque él no se sentía como un esclavo dentro del hogar de los Martin, sabía perfectamente que contar con su libertad propia le daría una perspectiva y un enfoque diferente en sociedad. Sin embargo, hay que recordar nuevamente que él es un robot. No obstante, ¿No es acaso merecedor de libertad todo aquel ser que en su conciencia y corazón conoce el significado de esta palabra? ¿Cuál sería la razón de privarlo de tal privilegio? Eso, es de seguro lo que pensaba Andrew Martin. Dotado posiblemente de IA, este robot con conciencia humana hizo hasta lo imposible por ser reconocido como libre en sociedad, aunque por supuesto, las escenas leídas a lo largo del libro indican que fue una ardua lucha, en especial con su amo, Gerald Martin, el cual luego de tanta insistencia y de haber reflexionado, le concedió finalmente la libertad … a regañadientes (sin que esto perfilará a Gerald Martin como un tipo déspota o cruel, ya que era un excelente tipo).

Ahora, toquemos el tema del respeto y la igualdad. Estos dos valores, a mi parecer, son los más deteriorados actualmente en nuestra sociedad. Cada vez es más frecuente ver o escuchar casos en los que el respeto y la igualdad son brutalmente maltratados. Al parecer, como personas hemos descuidado muchísimo estas virtudes que debe conservar el ser humano en relación a los demás que los rodean.


Asimov, mediante este cuento, nos retracta una sociedad en la que los humanos al parecer conviven en armonía, conjuntamente con los robots. Sin embargo, Andrew Martin, tuvo una idea genial para poner a prueba la tolerancia de la sociedad de su momento: vestirse como ser humano. Obviamente, esto contrajo repercusiones, ya que las personas en sociedad no lo consideraban un ser humano por más que trate aparentar ser uno. Definitivamente, esto es un hecho condenable. Así sea una máquina, creo que todos(as) los que lo rodean deberían tener un mínimo de respeto hacia él.


Por supuesto, Andrew Martin no se quedaría de brazos cruzados, ya que estaba decidido a cumplir una de sus metas quizás más descabelladas pero a la vez más profundas: el ser tratado o considerado como un ser humano en sociedad. Y claro, no fue nada fácil: pasar por toda una etapa de conversión sistémica: facciones humanas como las de un androide, implementación de algunos órganos para simular el funcionamiento humano, vestirse como tal, etc. Y todo lo hacía con el objetivo de ser considerado un humano más entre todos (igualdad), y por supuesto, ser tratado con el mismo respeto que otras personas.

Finalmente, tocaré uno de los temas que quizás Asimov trató indirectamente de hacernos llegar a nosotros los lectores.  La convicción de cumplir nuestros objetivos y metas en un corto o largo plazo. Definitivamente, Andrew Martin era un robot destinado a grandes cosas. Su talento e inteligencia lo llevo a un sinfín de hechos y acciones que le ayudaron a ser reconocido en sociedad. Rompió todos los paradigmas en relación a lo pensado de los robots. Pero lo más importante: el, a pesar de ser un simple robots, siempre se trazó metas y objetivos, por los cuales NUNCA bajo los brazos. Por el contrario, luchó contra todo y todos por ser considerado humano, por sentirse libre y otros aspectos más. Al concluir la lectura del libro, el autor revela que, Andrew Martin, luego de su lucha, obtiene el galardón del “hombre bicentenario”, es decir, considerado mitad robot, y mitad humano (debido al tiempo vivido como tales). Pasó por toda una transformación solo con el objetivo de ser considerado como un humano más. Y claro, al ser un humano más, tenía que pasar por la última fase por la cual todas las personas debemos llegar: la muerte. 

Sin embargo, la muerte de alguien no significa nada si es que esta persona no ha logrado grandes hazañas a lo largo de su vida. Y Andrew Martin, con esto, nos deja una gran enseñanza para una futura valoración: “Sea cual sea el escenario, por más complicado, difícil y hostil que sea; nosotros siempre debemos apuntar a cumplir con nuestras metas y objetivos. Nunca olvidarnos de nuestros sueños, ya que estos al hacerlos realidad, nos darán la dicha y felicidad que tanto anhelamos todos en lo particular o en conjunto”.

En conclusión, ya para terminar este ensayo, reafirmo mi respeto por Asimov y su visión del futuro. No solamente por los aspectos tecnológicos que el plasma en su libro. Sino también por las lecciones que nos deja. Como lo mencione, anteriormente, el no bajar los brazos por cumplir nuestros objetivos hasta el final; siempre buscar y reconocer el respeto y la igualdad frente a los demás, no esperar a que seamos robots algún día para poder tratarnos como tal. Y por supuesto, y adicionalmente como valoración: el aprecio y valor de los sentimientos. Los robots no tienen la capacidad (aún) de reconocer y admirar los sentimientos (como el amor por ejemplo). Ese aspecto es fundamental y único en los humanos. Forman nuestra esencia.

Y si nosotros, decidimos en desechar esa esencia humana fuera de nosotros, entonces no estaremos lejos de la visión utópica de Asimov del futuro.

Nos convertiremos en frías y mecanizadas máquinas. Por ello, día tras día, alimentemos el amor (ya sea en familia o en pareja), la amistad, el respeto, y otras virtudes que tengamos; ya que solo así, construiremos una mejor sociedad y un mejor ambiente no solamente para nosotros; sino, para las futuras generaciones venideras.



"El Hombre Bicentenario - Escena Final -"



4 comentarios:

  1. Buen post espero el siguiente y muy buena película

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  2. Comparto con vosotros un audiolibro de El hombre bicentenario. Espero que ayude a aquellos que tengan dificultades para leer o por cualquier motivo no tengan acceso al libro.

    https://audiolibrosencastellano.com/cuento/audiolibro-completo-hombre-bicentenario-isaac-asimov-1976

    Un saludo :)

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